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El Barco Rojo vuelve a navegar.

Posted by Papudo | Posted on 19:47

22/07/10 - Sucedió en el invierno de 1913, en medio de un feroz temporal, el bergantín francés “Ville de Dijón” zozobró en los requeríos que separan la “Playa Grande” de la “Chica”, sus tripulantes fueron rescatados de las enormes olas por tres valientes pescadores papudanos, quienes posteriormente fueron condecorados por el presidente francés Raymond Poincaré.

Con parte del desguace del malogrado bergantín se armó una gran casona de madera junto a la Playa Grande, que llegó a llamarse y funcionar por 80 años como "Hotel Lilén". Hace poco más de una  década, el estudiante francés de diseño industrial Nicolás Paillard, de paseo por Papudo, se encontró con el viejo hotel y la historia del Ville de Dijón. Le pareció mágico, por ser nacido en Borgoña, cerca de Dijón, y quizá pensó que podía recalar él también, en su caso, unido a la pintora chilena Carola Lepe.
Así murió el hotel Lilén y nació el restaurante El Barco Rojo, en el que Paillard se asoció con Christophe Callemand, otro francés fascinado con la mágica historia.

La cocina de Carlos Yanca y de la propia Carola Lepe embrujaron a comensales de diferentes partes del globo, al punto que el techo de El Barco Rojo está cubierto con los sobres de cartas escritas por clientes que, de regreso en sus países de residencia, sienten nostalgia de una noche en los mares del sur.
Carlos Yanca, un cocinero de excepcional talento culinario, continuó navegando en este barco mágico por varios años, en estos últimos, casi solitariamente. Otros proyectos, alejaron a Paillard, Callemand y Lepe.

Sin embargo, en medio del océano, nuevos aires soplan para este navío, un nuevo rumbo comienza junto a una destacada familia papudana, quienes han asumido el control de la nave. La familia Lepez Rojas, ha revitalizado el restaurante más pintoresco de la zona, transformándolo en una verdadera “picada” para quienes disfrutan del descanso en nuestras playas.


Con su especialidad en pescados y mariscos, y algunas recetas únicas que son un deleite para quienes tienen la suerte de embarcarse en El Barco Rojo, un lugar bohemio con varios retazos del naufragio, ojos de buey, vigas y entablonados, las mesas con velas y la carta manuscrita.

Por: Bruno Arcos Arenas