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Papudo
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14/05/10 - ”Tiembla e hierve el mar en Papudo”, así acusaba el titular del diario La Tercera , en mayo de 1988, cuando vecinos del balneario aseguraban, en medio de un inquietante enjambre de temblores, que durante las noches se despuntaban enormes estruendos mar adentro, explosiones que iluminaban con un rojo intenso no solo el horizonte, sino que también los rostros boquiabiertos de quienes se animaban, en medio de la oscuridad y los temblores, a acercarse a la playa.
Por esas fechas, un misterioso pesquero “El Binker”, informaba radialmente a las autoridades marítimas del avistamiento, a la cuadra de Papudo, de una enorme mancha en el mar, para los tripulantes de la nave esta mancha correspondía inequívocamente a material volcánico. Muy poco tardó la noticia en convocar a toda la prensa nacional, todos ellos, unos más que otros, revolucionados por este extraño e inaudito evento. Fotógrafos, camarógrafos, periodistas y simples curiosos se agolparon y repletaron el borde costero para presenciar el magno pero incierto espectáculo natural. Entre réplica y réplica, no faltó el pescador novelero que se aprovechó del pánico y de la ignorancia periodística y embarcó a todos ellos en su bote para llevarlos a unas cuantas millas mar adentro, donde según él, se ubicaba el fiero volcán. Muchos de ellos, al ver las burbujas generadas por los remos de la pequeña embarcación, juraban haber encontrado la prueba irrefutable de la presencia del volcán en plena actividad.
Durante un par de jornadas ésta noticia, mantuvo a Papudo, el volcán y los temblores, en los titulares de la prensa, hasta que de un día para otro, la noticia dejó de ser interesante y el volcán de Papudo volvió al silencio submarino. Tampoco se volvió a tener noticias del pesquero “El Binker” y su tripulación.
El mítico volcán submarino, conocido como DAYOT, pertenece hoy más a un relato legendario que a una realidad geográfica, a pesar de que muchos aún dicen ser testigos de los fenomenales destellos que se distinguen mar adentro en cada sismo que sacude con fuerza a la bahía, ya que el bajo Dayot, fue descrito en
Desde su descubrimiento, varias han sido las expediciones que se han aventurado a localizar este volcán, ninguna ha tenido éxito hasta el presente, por lo que hoy solo queda conformarnos con escuchar el relato de quienes aseguran haber visto el resplandor del cráter en alguno de los habituales movimientos que sacuden al pueblo y así amparar ese mito hechizante, que nos obliga a mirar de vez en cuando al horizonte, para ver si en una de esas, tenemos la suerte de que el volcán de Papudo nos dé una señal o una pequeña prueba de su existencia.
Por: Bruno Arcos Arenas
