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La Iglesia rescatada por el pueblo.

Posted by Papudo | Posted on 20:08

El Mercurio

Nuestra Señora de las Mercedes forma parte de la historia de Papudo. Modesto Guerra se siente un pescador privilegiado. Él, como todos los que trabajan en la caleta frente a la parroquia de Papudo, se casó, bautizó a sus hijos y ha desarrollado su oficio pesquero ligado al templo. Pero sólo a él, cuenta orgulloso, le encomendaron cuidarlo por las noches además de limpiar y hermosear los jardines que lo rodean para que luciera impecable el pasado 8 de diciembre, día en que volvió a abrir sus puertas mostrándose completamente restaurado.
El pueblo completo estaba ansioso de que esto sucediera, tanto que, a partir de ese momento, ya había inscritos para celebrar sus matrimonios. Levantada en 1918 por obra del arquitecto Alberto Cruz Montt, desde que Papudo se conformó como balneario –por el cese de unos terrenos de la Hacienda Pullally perteneciente a Fernando Irarrázaval Mackenna–, esta iglesia de estilo neocolonial ha sido un símbolo para el lugar, testigo de su historia y guardiana de todo lo que ocurre en la playa, ubicada a pocos metros de ella.
El párroco Miguel Triviño llegó hace más de diez años y ésta es la segunda gran empresa que le ha tocado llevar a cabo, "todo gracias a la ayuda y fe de los fieles", recalca. Primero se empeñó en construir una nueva capilla en el pueblo y, ahora, en recuperar este Monumento Histórico que las termitas y la humedad tenían en peligro de derrumbe desde el 2005.—Todo comenzó un día después de misa cuando se me ocurrió preguntarle al padre Miguel por qué estaba cerrada la iglesia, y me dijo "lo nombro encargado del comité para arreglarla"—, cuenta José Plubins, veraneante histórico que trabajó con un comprometido equipo para lograr reunir los fondos necesarios para la restauración y supervisar los avances. "Todo el pueblo participó en esto, fue una tarea muy emocionante porque fue impulsada por los mismos papudanos", comenta.
A partir del proyecto que realizó la arquitecta Milagros Aguirre, de la dirección de arquitectura del MOP Valparaíso, con la ayuda del constructor civil Hernán Novoa, los trabajos se realizaron en sólo 150 días, a cargo de la Constructora Valle Mar. "Es sorprendente recuperar un monumento gracias a la acción de privados", afirma la profesional, quien además actuó como unidad técnica del Consejo de Monumentos.Como parte de su planteamiento estaba cambiar todo el techo por tejuela asfáltica, además de reponer los elementos dañados o podridos y desarmar las ampliaciones "poco adecuadas a su condición de monumento", dice. Según su análisis, la construcción estaba muy deteriorada en varios puntos, sobre todo en la estructura del coro. Las filtraciones de agua pudrieron las maderas, y también las termitas habían actuado en otros sectores poniendo la estructura en peligro de derrumbe.Se usó el criterio de reemplazar piezas más que demoler, todo para respetar la modalidad de construcción que usaron a principios del siglo XX, esto es, una estructura de madera con revestimientos pintados y un frontis de albañilería. "Pensaron que el coro o el campanario habría que echarlos abajo, por sus precarias condiciones, pero no fue necesario, bastó con reforzarlos", afirma Milagros."Nuestra Señora de las Mercedes", nombre que recibió la iglesia cuando fue erigida como parroquia hacia 1928 –en honor a las mujeres de la familia Irarrázaval, que llevaban el nombre de Mercedes–, presenta una nave central y dos laterales, vestida con ornamentos sencillos, destacando el envigado del cielo con detalles en fierro. Las ventanas son de madera, con protecciones también en fierro forjado, y todavía se luce el Vía Crucis que data del tiempo en que fue levantada. El piso de baldosas en blanco y negro así como las bancas de respaldo alto se mantuvieron tal cual.
Todos, veraneantes y papudanos, esperan que vuelvan a celebrarse ahí las misas de domingo, pero sobre todo, los pescadores aguardan la Fiesta de San Pedro, en la que la procesión sale desde la iglesia hacia la caleta y luego al mar. "Ahora que está linda, hay que seguir cuidándola no más", dice con cariño el mismo Modesto.